la miel de la serpiente
corre por las venas del glotón
como lava por la pendiente de los
restos de la montaña
rojo,
grita el cielo.
gris,
susurra el suelo
el viento llora en los
oídos
de la piedra caída
responde
con el silencio frenético
de una tormenta perdida en el
horizonte
había dos
árboles justo ahí en el fondo
como los últimos pelos de la cima
calva
las
cenizas se caen en el valle
todo el
mundo está quieto.
la dulzura
de la araña
congela el estomago del ascético
como la primera luna del invierno
su
rostro de fría tierra, estoica, eléctrica
chilla por el pánico y pandemonio
***
(Cuenca,
Ecuador – Octubre, 2020)
Este
poema también es uno rechazado de Entre el Relámpago y el Trueno. El
pensamiento aquí es del peligro en los extremos. ¿Puedes encontrar el paquete
de sonido aquí?
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